Ipod
Hace unos años Sofía recibió en Navidad una pequeña cajita blanca que tenía impresa la silueta de una manzana. Sus ojos se abrieron grandes al sacar con precisión de cirujano el preciado regalo. Finalmente había dejado la etapa de las muñecas y tenía mayor interés en poder tener a su disposición toda su música favorita tan sólo con el poder de sus deditos. Esa IPod se convirtió muy pronto en calculadora, despertador, reporte del clima y mensajera, entre otras cosas. Una de los más grandes descubrimiento de Sofía en esa IPod era la habilidad de hacer que le recordara cosas importantes: “¡Tarea de historia para el viernes”, “cumpleaños de Meghan”, “youth camp in three weeks!!!”. Uno de los recordatorios que Sofía incluyó decía: “kiss daddy” y le pidió al IPod que le recordarla hacerlo cada 15 minutos. Era algo delicioso recibir un beso en la mejilla cada 15 minutos durante el día. Desde luego, esos besos en ocasiones se acumulaban, especialmente en horas de escuela, y cuando Sofía llegaba de la escuela tenia 10 recordatorios de besar a su papá.
Los años pasaron, y la tecnología siguió su curso y poco a poco esa IPod perdió su poder al ser remplazada por el teléfono celular que ya era necesario para una estudiante y atleta. Por años, esa tan atractiva IPod había quedado relegada a un oscuro cajón del buró de su cuarto. Una tarde reciente, enterrada entre esmaltes de uñas, perfumes, lápices labiales y los múltiples tesoros de una adolescente, apareció la IPod de años atrás. ¿Acaso no es fascinante como un pequeño dispositivo, que tiene más poder de computo que el primer transbordador espacial, se puede convertir en obsoleto tan solo unos años más tarde? Sofía pensó que valía la pena ir a buscar un cargador de corriente adecuado para recordar esta “antigua” IPod. “¿Papá, tú crees que ahora valga más esta IPod en EBay porque ya es ‘vintage’?” Unos minutos conectada a la toma de corriente y la manzana blanca indicaba que estaba por salir de su prolongada hibernación. El día continuó y a la hora de ir a dormir, Sofía tomó el IPod para ver por la ventana del pasado las cosas que tanto le habían interesado en el pasado: el libro de cuentos animados, la aplicación para colorear y el juego de las ranas que tenían que cruzar una carretera sin que un camión … en fin. Pero ya no pudo continuar explorando, porque sobre ese cristal oscuro había un recordatorio: “tienes 135,240 recordatorios de besar a tu papá”. Cuando Sofía leyó el mensaje vino a besarme una y otra vez y me enseñó el recordatorio en la vieja IPod y me dijo: “no vendería esta IPod jamás” Volvió a guardar el IPod y dejó que el recordatorio siguiera su curso acumulando a la memoria de lo que verdaderamente es importante en esta vida.
No quiero olvidar que lo que hoy amo, mi familia, la iglesia del Señor y su invitación a caminar cada día con él son solo el producto del su favor y misericordia. Esta mañana todo me ha recordado que vivo para él y que es tiempo besar a mi Papá.
neftali